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Historia

Más que un paraíso natural, más que un paraíso monumental

Martos, ciudad enmarcada dentro de la provincia de Jaén, es un municipio situado al norte de la comarca de la Sierra Sur, a la cual pertenece.

El origen de la ciudad y su posterior configuración están íntimamente ligados a un elemento natural, La Peña, símbolo e imagen de Martos, con 1003 metros de altitud. Gracias a las condiciones favorables que ofrece, una tierra productiva con un potencial agrícola muy importante, manantiales de agua y situación estratégica para la defensa y dominio de la campiña, ha sido el núcleo a partir del cual se ha extendido la población.

La ciudad asombra al visitante con su fisionomía característica, resultado de la interrelación entre el medio natural, la arquitectura popular y monumental y la aportación de las culturas que se han asentado a lo largo de toda su historia. Su conjunto histórico está declarado Bien de Interés Cultural, con la categoría de Conjunto Histórico desde el año 2003.

Sus orígenes se remontan al IV milenio a.C., los asentamientos más antiguos pertenecen al neolítico final, del cual existen abundancia de manifestaciones. Se trata de estructuras subterráneas destinadas a vivienda, almacenaje y transformación de materias primas, funerarias y defensivas. Estos restos fueron encontrados en la zona del Polideportivo, “El Molinillo”, “Huertas Viejas” y “La Alberquilla”.

Será en la época Íbera cuando se configure como una compleja ciudad, conocida con el nombre de Tucci, periodo que se caracterizó por un proceso de concentración de la población en núcleos fortificados, los oppida, encontrándose importantes necrópolis como son la del “Sapillo” y la de “Santa Isabel”. Con la llegada de los romanos se convirtió en una de las ciudades más importantes de la Bética, recibiendo el nombre de Colonia Augusta Gemella Tuccitana.

Martos fue en esta etapa sede episcopal  prolongándose durante el periodo visigodo hasta la conquista musulmana. En esta época se produce la plena introducción del cristianismo. Ejemplo de ello es el singular Sarcófago Paleocristiano encontrado en Martos.

Con la llegada del Islam a la Península, Martos, o Tus, como la llamaron en este periodo, adquiere un carácter defensivo protegiéndose con un amplio sistema fortificado. Se construyeron dos castillos, la Fortaleza Alta, situada en la cima de La Peña, y otro al pie de esta, la Fortaleza Baja o Castillo de la Villa.

Fernando III, quien consiguió plaza fuerte de Martos para la cristiandad en 1219, cede la ciudad a la Orden Militar de Calatrava en el año 1228 confiándole su defensa, por consiguiente alcanzó un gran esplendor, convirtiéndose en la capital de la Orden en el alto Guadalquivir. Se construyeron en esta etapa, la Real Parroquia de Santa Marta, dedicada a la patrona, la iglesia de Santa María de la Villa y se refuerzan las fortalezas, destacando la torre del Homenaje y un conjunto de torres vigías.

En el siglo XVI el gobernador Pedro Aboz y Enriquez, el humanista Diego de Villalta y el arquitecto Francisco del Castillo contribuyeron al desarrollo del municipio. Se restauró la Fortaleza Baja y se remodelaron las iglesias de Santa Marta y Santa María de la Villa, al igual que la construcción de sus campanarios, la antigua Cárcel y Cabildo y la Fuente Nueva. Al mismo tiempo el escritor Francisco Delicado publica “La Lozana Andaluza”, novela en la que hace referencia a Martos.

 

 

A finales del siglo XIX y principios del XX, gracias a la expansión del olivar y la industria del aceite, se produjo un gran desarrollo urbano, arquitectónico y demográfico, a esto contribuyó en gran medida la llegada del ferrocarril. Se creó entonces un nuevo trazado de la ciudad, que se manifestó en una serie de edificios los cuales reflejan el estilo historicista, el modernismo y el regionalismo andaluz, todos ellos nos hablan de la riqueza económica y artística de la cual disfrutó la ciudad.